martes, 24 de septiembre de 2013

La aventura de Fliwi

Erase una vez un duendecillo veneciano llamado Fliwi que cada mañana iba en busca de los niños del pueblo para darles un paseo en góndola por la ciudad y así enseñarles, a través de diferentes historias y leyendas, todo aquello que él sabía.

Un buen día, en medio de su travesía, apareció un extraño hombre de larga barba blanca llamado Copérnico, portaba un pergamino en la mano y vestía una lujosa capa azulada. El duendecillo impresionado le preguntó  por qué le interrumpió el paso y el anciano le explicó que tenía una importante misión para él.

Fliwi, intrigado, se acercó a él con ganas de descubrir cuál era la aventura. Entonces,Copérnico le entregó el pergamino y posteriormente desapareció entre las aguas. Fliwi apresurado abrió el pergamino en el que había un mapa y un texto con las siguientes descripciones:

“Querido Fliwi,

Hemos considerado que tú eres el elegido puesto que tu forma de enseñar es una de las más efectivas y significativas puestas en práctica en todo el planeta. Por ello, creemos que no existe nadie mejor que tú para realizar esta misión y confiamos plenamente en tu eficacia.
Tu tarea es viajar por todo el mundo para encontrar a los dos mejores maestros del planeta que, junto a ti, formareis el nuevo consejo supremo de enseñanza, puesto que nuestra edad no nos permite seguir ejerciendo nuestra labor.
Para facilitarte esta tarea te obsequiamos con este mapa mágico a través del cual podrás viajar al lugar que desees simplemente señalandolo con el dedo durante unos segundos.
Una vez hallados los elegidos, volverá a aparecer uno de nuestros consejeros para daros nuevas indicaciones.
Suerte en tu travesía
Atentamente, el Consejo Supremo de Enseñanza Mundial. ”

Fliwi no podía dar crédito ante tal acontecimiento y  entusiasmado se adentró en este gran viaje.

Tras varios meses de intensa búsqueda, el duendecillo veneciano no lograba dar con su objetivo e incluso pensó en abandonar la aventura, pero en ese mismo momento  se le vino a la cabeza la cara de felicidad de sus niños cuando les contaba las grandes historias y entonces  surgió en él unas ganas atroces de seguir adelante. Tras superar sus miedos, cogió el mapa con más fuerza que nunca y, con los ojos cerrados, puso el dedo sobre un pintoresco pueblecito de Valencia. Al llegar al lugar se tropezó con una chica con una carpeta y un estuche en la mano, debido a este incidente la carpeta de la chica salió despedida, desprendiéndose todo lo que había en ella. El duendecillo tras ayudarla se dio cuenta que es maestra y pensó que podía ser una de las personas a las que estaba buscando. Para cerciorar que Carmen era una de las mejores pasó con ella un periodo de pruebas en las cuales  pudo comprobar su competitividad y amor por la profesión. Carmen, a pesar de estar casada, decidió dejarlo todo por formar parte de este consejo tan prestigioso.

Después de encontrarla, Fliwi sintió una gran satisfacción, alegría y ganas de seguir adelante con la tarea encomendada y, junto a Carmen, continuaron la travesía.  

En su próxima parada conocieron a Mauricio, un antiguo maestro del norte de Irlanda y aspirante al puesto vacante. Tras estar casi seguro de que él era su hombre, una noche fue en busca del mapa y había desaparecido. Muy agobiado fue a contarle la tragedia a sus compañeros y descubrió que Mauricio había escapado. Fliwi no sabía qué hacer, sin el mapa no podía terminar su misión, por ello Carmen y él decidieron separarse para buscarlos.

Después de una agotadora noche Carmen descubrió que Mauricio, frustrado,  había roto en pedazos el mapa puesto que sólo funcionaba con el duendecillo mágico. Intentaron reconstruirlo sin éxito, pero encontraron un trozo de mapa y pensaron ir ahí puesto que era su última oportunidad para conseguir encontrar al componente que les falta. Por tanto, el duendecillo colocó el dedo sobre la pequeña porción de mapa y a su vez cogió de la mano a Carmen y, como habían hecho otras tantas veces anteriores, se desplazaron hacia ese desconocido lugar.
Abrieron los ojos, miraron hacia a su alrededor y vieron una bonita ciudad llena de edificios, tiendas, parques e incluso una playa, Fliwi cuando vio la playa se puso triste ya que le recordaba a su trabajo por las aguas venecianas, en este preciso momento Carmen que vio tan mal a nuestro duendecillo decide que antes de ir en busca del componente que les falta por este maravilloso lugar, vayan y pasen un buen rato en la playa, Fliwi sin pensarlo dos veces aceptó la proposición de su compañera.

Tras pasar unas cuentas horas de diversión, los dos aventureros decidieron que era hora de ponerse a buscar a aquella persona que junto a ellos formará aquel consejo tan importante para cualquier maestro.

Una vez en la playa, Fliwi y Carmen se llevaron las manos a la cabeza, no podía caber más gente. Era época estival y con tan buen tiempo, los alicantinos salieron a disfrutar del sol. En ese momento ambos se miraron y, sin saber muy bien hacia donde ir, comenzaron a caminar sin rumbo fijo cuando, de repente, observaron a lo lejos un gran grupo de niños corriendo y jugando por la playa. Los dos maestros, intrigados, decidieron acercarse para ver de qué se trataba y allí descubrieron que eran unos niños de excursión y que su maestra había decidido enfocar la educación de sus alumnos de una forma totalmente diferente a la habitual. El duendecillo guiñó el ojo a Carmen y, sin decir una palabra, ambos sabían que era la persona que buscaban. Por eso mismo se acercaron apresuradamente a ella y le contaron todo lo que estaba pasando, ella, aunque no estaba muy segura puesto que en unos meses se iba a casar, accedió a las pruebas.

Después de varios meses tanto Carmen como Fliwi estaban seguros de que ella era el componente que les faltaba, así que tras convencerla y ella decidir aceptar el puesto, apareció Copérnico de nuevo, tal como ponía en las indicaciones escritas en el pergamino.
Lo primero que hizo fue felicitar al duendecillo por su trabajo, y a continuación, les dió una pulsera la cual les acreditaba como nuevos miembros del Consejo y un teléfono móvil a través del cual controlarían a todos los maestros y su labor, así como les facilitaría el contacto entre los tres.

Al finalizar esta larga aventura, los 3 maestros volvieron a sus distintas ciudades y ayudaron con su labor en el Consejo a que la educación continuara por el buen camino que habían dejado sus antecesores.








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