domingo, 6 de octubre de 2013

El rumor de los clásicos. Historias que fueron escritas para ser contadas Gabriel Janer Manila

El rumor de los clásicos. Historias que fueron escritas para ser contadas Gabriel Janer Manila 

En este escrito, Gabriel Janer Manila nos adentra al significado de escritura, al poder que puede llegar a tener expresar cualquier cosa mediante las palabras. La creación de un mundo interior, del que solo tú eres dueño, un mundo repleto de ideas propias. Quizás una forma de libertad, una forma de liberar todas aquellas ideas o pensamientos descabellados que habitan en nuestro interior, creando una vía de escape hacía nuestro “niño” interior. 

El autor utiliza a modo de ejemplo al autor Lewis Carroll y su obra Alicia en el País de las Maravillas para mostrarnos ese mundo ficticio que creamos, y que utilizamos para expresar nuestros miedos, nuestras preocupaciones, nuestras críticas, lo que nos parece bien y lo que nos parece mal. También, lo que escribimos refleja lo que somos y el tiempo en el que vivimos, es decir, nuestro entorno y situación van ligados a nuestra integridad y esto, queda reflejado en lo que escribimos. Quizás la obsesión y admiración de Lewis Carroll por Alicia le llevo a escribir su gran obra, o las constantes burlas que sufrió en la niñez Andersen fueron las que desataron la historia de El patito feo. Tal vez, Pinocho sea una crítica a que las personas son “títeres” de la sociedad. 

Algo que el autor deja claro en su escrito es la importancia de la lectura, todo lo que esta conlleva, es capaz de hacernos escuchar el rumor de una ola, o el silbido del viento, o hacernos ver al detalle las gotas de agua resbalando por el cristal de una ventana un día de lluvia. 

En mi opinión, creo que el autor ejemplifica bastante bien todas sus ideas y da razones de sobra para fundamentar su opinión. Pienso que la escritura es una forma de arte, una forma de expresión, nos permite dejar volar nuestra imaginación como cualquier otro arte. Pero, algo que la diferencia de todo lo demás, es la posibilidad de crear tu propio mundo, poder refugiarte en tus pensamientos, darle forma a tus ideas, inventar el espacio, su forma, su color o su olor es algo sorprendente. La escritura nos eleva a nuestra esencia, saca lo mejor y lo peor de nosotros mismos, nos deja expresar nuestros miedos y darle forma de nube, o de árbol o de miles de posibilidades más. 

La literatura tiene esa peculiar forma de capturarnos, de hacer que sintamos sensaciones al extremo, nos hace que viajemos a mundos inexplicables sin movernos de la silla de nuestra casa, manteniendo en nuestro recuerdo esas historias que han marcado nuestra infancia, juventud, madurez y vejez. 

Quizás deberíamos aprender más de este arte, tenemos la capacidad de sentir lo que sienten infinidad de personajes en esas historias, el poder de la empatía, el poder de aproximarnos a esos seres, casi convirtiéndonos en ellos mismos. 

En conclusión, como decía Ray Bradbury, -"Oz es ese lugar donde nos vendamos las heridas, nos ponemos los pies en remojo, soñamos que somos mejores, dormitamos con poesía en los labios y decidimos que a la humanidad, por muy maliciosa y estúpida que sea, habrá que darle siempre otra oportunidad".

Por Javier Martínez Gandía

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